Como un perro |
27 Feb. 10
En todo caso vendría bien comentar "Roma", último libro de poemas de Óscar David López.
En primer lugar porque, como su nombre deletreado al revés lo indica, se trata de un libro amoroso y en estos tiempos violentos es recomendable leer esas cosas. En segundo, porque es más correcto hablar del material reciente de un poeta, en lugar de empeñarse con el del año pasado. Pero el capricho de una lectora no tiene fin.
El punto es que amanecí mal. Sombras descolgándose de las persianas y demás singularidades nefastas. En un intento de no regodearme, saqué a pasear al perro. Fue inútil. Avanzaba por los andadores del parque con mi perro interno a cuestas y el pequeño Mickey tirando de la correa. El sol brillaba espléndido, pero un casco impenetrable, como de motociclista o jugador de futbol, impedía que se me iluminara la cabeza.
Recordé al perro viejo y decadente de Desgracia, de J.M. Coetzee, y a los pobres gatos asesinados de Kafka en la Orilla, de Haruki Murakami. Pensé en el suicida Mr. Bones del Tombuctú de Paul Auster, en el patético amor de Fernando Vallejo por los animales y en los comentarios de Jacques Derrida sobre el tratamiento industrial que damos a los vivientes. Mi paseo se había convertido en película de terror.
Al entrar a casa me fui directo al librero y busqué hasta dar con Perro Semihundido (UANL, 2008) del susodicho Óscar David López, segura de que el prefijo "semi" del título abriría un paréntesis de esperanza.
Leí: "Pero no, nunca la primavera es tan colorida como en el momento justo del dolor, del nacimiento y su exilio". Leí: "Y aquí, justo donde la luna es toda su luz, / he encontrado el árnica para el boxeo vs. la vida". Y me dije que ya era suficiente de pesadeces y cursilerías.
Con epígrafe de Abigael Bohórquez e ilustraciones de Jésica López, Perro Semihundido no es la más reciente publicación de Óscar, pero sabe semialejarnos de las molestas sombras matutinas y aún se consigue en la Librería Universitaria, según entiendo.
dulcemaria.gonzalez@gmail.com